Consigna

El Teatro de Calle: Una herramienta para la transformación







domingo, 19 de septiembre de 2010

INVITACIONES POR LAS VENTANAS DE LAS CASAS

Por: OSWALDO JESÚS RAMOS.

TFT - Taller de formación teatral UCEl teatro de calle venezolano se vincula a procesos sociales y conflictos de clase (tomas de tierra, luchas campesinas, huelgas). El autor esboza las líneas de este teatro ‘malvestido’ a través de sus compañías, cuya referencia plantea el problema de su difusión.
La realidad del teatro de calle en Venezuela, al igual que otras manifestaciones culturales, ha venido construyendo y deconstruyendo espacios y reconocimientos. Hasta los eruditos de la cultura, que siempre copian patrones europeos u occidentales, han comenzado a admitir que la calle, la plaza o el callejón son espacios donde se pueden hacer representaciones (“sobre todo, porque lo vi en París, Barcelona y Nueva York”).
Sin embargo, el circuito de distribución y circulación de los espectáculos del teatro de calle debe construirse todavía. Para ello será fundamental la articulación solidaria de los grupos, que no se fundamente en el modelo de competitividad sino en la cooperación.
Hoy no se pueden mencionar todos los grupos que hacen teatro en Venezuela, amén que hay algunos que han desaparecido, u otros de los que no se ven montajes ni propagandas que promuevan su trabajo. Uno de los grupos más veteranos son los Comediantes de Mérida, una agrupación de la provincia venezolana, específico de la región andina, que tiene 30 años. Entre sus montajes, adaptados al entorno campesino y urbano venezolano, destacan El pájaro de los siete colores, Doña Escoba y Don Basurón, Farsas de Cervantes, o Pagar y no pagar. Su director, el profesor y articulista Pedro Maldonado, ha escrito decenas de obras para el teatro de calle, organizado encuentros. Su compañía ha sabido sumar diferentes elementos estéticos y musicales y es una referencia obligada para nuevos y viejos teatreros.
Por su lado, el Ateneo La Casa del Arcoiris es una agrupación que lleva 19 años vinculada al trabajo comunitario. Su estreno llegó con los acontecimientos políticos de la masacre del Caracazo que sufrió nuestro país en manos del títere del Fondo Monetario Internacional Carlos Andrés Pérez. Con montajes que van desde la difusión de trabajos de un frontal contenido político, como los pasacalles de las marchas del primero de Mayo y una pieza sobre las maravillas del imperialismo norteamericano que se llevó al festival cervantino callejero, esta agrupación busca siempre convertir el escenario en un lugar para pensar, reír y bailar. Otro grupo es el Taller de Formación Teatral de la Universidad de Carabobo (TFT), que ha aprovechado los recursos de una casa de estudios universitaria para “robinjunear” y llevar a las comunidades el trabajo que hacen los estudiantes en sus círculos cerrados. Con 25 años el TFT ha recorrido los barrios excluidos del Estado Carabobo y sus montajes han visitado Cuba, Colombia, México y Chile, entre otros países. Sus montajes combinan el cuento infantil vinculado y vinculante a las desigualdades sociales y los apetitos imperiales de algunas naciones. Otra organización teatral, que surge en los años ‘70 de los conflictos laborales es el T-Pos (Teatro para Obreros). Hoy es muy poco lo que sabemos de su trabajo, pero en los ‘80 fue una escuela para muchos teatreros de calle en Venezuela.
Releer el quehacer teatral.
El teatro de calle en Venezuela ofrece la trascendente oportunidad de vincularse a las luchas populares y las tradiciones ancestrales y contemporáneas de nuestro pueblo. Muchos actores del teatro callejero no provienen de las escuelas de teatro, sino de la participación y organización de trabajos comunitarios. Eso ha sido precisamente lo que ha desmotivado a los gestores de organismos culturales, funcionarios que tímidamente están cambiando. Por ello es importante la organización y comunicación entre los teatreros y la formación, ya que permite mejorar los espectáculos y proyectarlos en todos los espacios posibles. Los movimientos de teatro de calle plantean hoy el impulso de espacios de encuentro, discusión, e intercambio, que permitan releer el quehacer teatral callejero de Venezuela, en un contexto latinoamericano (hay muchos pueblos que están atentos al proceso bolivariano). Por ello, estamos preparando el periódico Chaski para construir una manifestación artística actual viva, contracultural y creativa, vinculada a las transformaciones sociales.
Tres objetivos, tres necesidades.
En la actualidad, algunos actores y actrices, militantes del teatro callejero, coincidimos en la urgencia de establecer vínculos y articulaciones que nos permitan varias cosas. Primero, consolidar un movimiento artístico-contracultural que responda de manera contundente al bombardeo que sigue vivito y coleando aunque estemos en una revolución, que pretende enfrentar la ideología dominante y los patrones de consumo que promueve el neo-liberalismo. Segundo, que los grupos de teatro de calle mejoren sus producciones desde el punto de vista estético, actoral, de puesta en escena, de contenidos y sistematicen los registros de sus procesos de producción, es decir, que construyan la memoria de sus avances, estancamientos y/o crecimientos.
Y en tercer lugar, que proyectemos, de manera conjunta, el quehacer del teatro callejero para captar más espectadores y consolidar los espacios de la calle, y contrarrestar la acción manipuladora y parasitaria de los llamados medios de comunicación de masa, incluidos el cine y teatro comercial. El teatro de calle venezolano es una constante manifestación artística participativa que invita por la ventana de la casa. A diferencia del teatro de sala, garantiza el público, sin necesidad de pagar la entrada, sin estrujarle a otro en la cara para tomar asiento en una butaca.

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